Una nada que es todo
Jorge
de Oteiza, nacido en Orio, Guipúzcoa en el año 1908, es considerado uno de los
artistas vascos más influyentes del arte español del siglo XX. A pesar de haber
tenido una infancia triste, su trayectoria en el bachillerato, entre 1914 y
1920, lo ayudó a cambiar su personalidad radicalmente. Era un joven más
extrovertido y sociable, por lo que se desarrolló en otras actividades
extracurriculares como el boxeo y el teatro.
Parece
un poco irónico el hecho de que Oteiza de haya matriculado en medicina cuando
se mudó a Madrid en el año 1927. Por suerte para nosotros, abandonó la carrera
en el tercer curso para apuntarse a la Escuela de Artes y Oficios, aunque la
asignatura de bioquímica despertó en él un gran interés por el espacio y la
escultura.
Oteiza. Caja vacía con gran apertura. 1958. Museo Guggenheim, Bilbao
Cuando
inició su trayectoria escultórica, comenzó con influencias de las primeras
vanguardias, como el Constructivismo o el Suprematismo. En 1947, luego de su
larga estadía en Sudamérica, experiencia que le influyó inmensamente, empieza
una etapa de investigación a la que llamaba “Propósito Experimental”. Esta etapa
estaba basada en la idea de que todas las obras nacen de una nada que es nada,
para llegar a una nada que es todo. Otro elemento importante dentro de esta
etapa es el papel del espacio y el del espectador frente al vacío. Así fue como
los años 50 se convirtieron en su periodo artístico más fructífero, abandonando
la figuración y basándose exclusivamente en el dialogo entre la materia y el vacío.
“Un espacio dura si tiene tiempo. Y es entonces, precisamente, que ese espacio
en arte, es una forma. […] el tiempo surge –y concretamos así fijamente nuestro
personal concepto del tiempo en arte- cuando la continuidad del espacio se
interrumpe.” (Martínez, 2010, p. 100). Oteiza empieza a trabajar con la abstracción
para dejar lo que es verdaderamente importante, lo esencial.
Bibliografía
Martínez Gorriarán, C. (2010). Jorge Oteiza, hacedor de vacíos. Madrid: Marcial
Pons.
Michelle Y.
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